sábado, 25 de febrero de 2012

HOJAS SECAS

Volaba al viento una hoja
porque Dios lo quiso así.
Nada hay que Él no controle
y su control llega a mí

Ni un sólo hilo de cabello
caerá sin que Él lo sepa.
No te escondas de Sus ojos
todo lo ve y lo pesa.

Pesa lo bueno y lo malo
pesa lo lindo y lo feo
lo sucio que hay en el hombre
eso también Él lo pesa.

Como en otoño nos caen,
las hojas del alma a veces,
y quedamos secos, fríos,
sin derechos ni reveses.

Pero existe una estación
en que brotan aún los cipreses
árbol austero y oscuro
porque no tiene reveses.

Sus hoja no caen nunca
se mantiene así en los meses,
¿no serás como el ciprés
sin derechos ni reveses?

Deja que caigan tus hojas
que vuelen al viento secas,
pues cuando quedes desnudo
frío, seco, sin salidas...

llegará la primavera
y un brote nuevo en el alma
reverdecerá tu vida,
pues Jesús aún te ama.

Nely 24/03/2000

sábado, 4 de febrero de 2012

LXXVII

 Es un sueño la vida,
Pero un sueño febril que dura un punto, Cuando de él se despierta,
Se ve que todo es vanidad y humo...

¡Ojalá fuera un sueño
Muy largo y muy profundo!
¡UN sueño que durara hasta la muerte!
Yo soñaría con mi amor y el tuyo.

BECQUER (Rimas y leyendas)

jueves, 2 de febrero de 2012

LIDIA- Una Iglesia en casa

El pasaje de Hechos 16, muestra algunas de las características de la predicación del Evangelio del siglo I.
En primer lugar, aparece el evangelista itinerante que viaja de un lado a otro predicando el Evangelio.

Otra novedad, es el surgimiento de la casa, que desplaza el templo como el único lugar de adoración y de predicación de la Palabra.

Paralelamente, aparecen las mujeres como líderes en esas iglesias domésticas. Si en el templo las mujeres se veían relegadas a lugares apartados y a una actitud pasiva de contemplación; ahora son cabeza de congregaciones, participantes de una forma totalmente activas, profundamente comprometidas con la prédica de la fe que habían abrazado.

Lidia, una mujer de Filipos, originaria de Tiatira, es la mano que abre la puerta a la iglesia doméstica en Europa.

Estaba Lidia el sábado junto a otras mujeres en una reunión de adoración. La palabra "proseuché" usada en el texto giego, alude a la reunión de adoración en la sinagoga. Esto nos muestra que no era un grupo de mujeres que despreocupadamente estaban sentadas junto al río, sino un grupo de mujeres adoradoras, congregadas celebrando al Señor.

Por otro lado, Pablo y sus compañeros de misión habían salido buscando la sinagoga y al encontrar a estas mujeres en actitud de adoración comienzan a predicarles las buenas nuevas.

Ellas pusieron mucha atención a lo que decía Pablo, especialmente Lidia.

Como consecuencia de su fe, ella decide bautizarse, pero no solo eso, sino que el pasaje dá a entender que ella predicó las Buenas Nuevas en su casa, pues también ellos fueron bautizados.

Mujeres, que al ejemplo de Lidia, podamos abrir las puertas de nuestras casas para la predicación del Evangelio. No seamos nosotras quienes las cierren.

Bendiciones a todos